sábado, 13 de octubre de 2007

La huella del centauro

como vimos recientemente, el verdadero fin del post Centauros en Monument Valley era servir de introducción al dedicado a Porco Rosso; sin embargo nos da también pie a hablar de la influencia que ha ejercido The Searchers en otras películas. Veamos en paralelo dos escenas de esta película con dos en las que siguieron sus pasos:
Este impactante fragmento, rebosante de violencia implícita...

ha sido señalado como fuente de este otro de Encuentros en la tercera fase:

No está mal, pero los indios dan más miedo que los extraterrestres.

No en vano Steven Spielberg ha considerado The Searchers como la mejor película de la historia del cine.

Si en lo que acabamos de ver hay indiscutiblemente puntos comunes (el rapto del niño, la casa aislada, el anochecer, la iluminación roja, el cierre de ventanas, la inminencia del ataque, etc.) en un pasaje de Star Wars el paralelo le parece todavía más evidente a un servidor de ustedes:



El caballo de Martin muere de agotamiento por no haber escuchado el joven los consejos de calma de su mentor; Luke no tiene ese problema; moraleja: donde esté un landspeeder, que se quite un caballo

En la escena precedente, los protagonistas habían encontrado los desperfectos causados por los indios (o las tropas imperiales). Sólo Obi-Wan (Ethan) sabe descifrar correctamente los indicios y adivina cuál es la verdadera tribu atacante, de lo que se deriva que, a continuación, atacarán la casa de los tíos adoptivos; el joven corre hacia el que fue su hogar precipitadamente, a pesar de las recomendaciones de calma de su mentor (esta escena, en el caso de The Searchers, no aparece en el fragmento editado aquí, pero fíjense la próxima vez que vean la película). Como ven, no sólo los elementos materiales son idénticos (el desierto, la casa arrasada, el descubrimiento de los cadáveres) sino que entran en juego las mismas entidades:

El joven (Luke Skywalker/Martin Pawley) acaba de comenzar un camino iniciático, desencadenado al conocer al viejo sabio del desierto (Obi-Wan/Ethan) pero todavía duda si lo ha de seguir. Dicho joven vuelve, tras una pequeña incursión en el desierto (la aventura) a su hogar (hogar adoptivo: por nacimiento -sangre india en Martin y Jedi en Luke- pertenece a la aventura, no al interior). Había sido criado por sus tíos (tío Owen y tía Beru/ tío Aaron y tía Martha). Al encontrar la casa destruida y a su familia masacrada desaparece la alternativa; está forzado a renunciar a la seguridad de la vida de interior y volver a la aventura con su mentor.

Valgan estos dos paralelos para ilustrar la lista de directores que, según la Wikipedia, reclaman influencias de Ford: Akira Kurosawa, Martin Scorsese, Steven Spielberg, George Lucas, Sam Peckinpah, Peter Bogdanovich, Sergio Leone y Jean-Luc Godard.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Siempre que encuentro algo relacionado con las influencias de algún director de filmes o en otros casos de músicos, se me viene a la mente aquello de "los genios crean, los buenos copian".

Y es que yo me pregunto, ¿realmente es tan horroroso y odiable copiar? Además de una forma de tributo a algo o alguien que consideramos superior o digno de nuestra alabanza (o al menos, esto pienso tras haber estudiado un poco de Antropología Filosófica), en esa copia siempre se pueden verter las inquietudes, maneras, y en definitiva el savoir-faire de cada uno.

Es evidente que una "mala" copia, demasiado descarada, excesivamente asquerosa (en diversos aspectos) y, siendo pelín malvados, muy en plan remake de peli antigua, siempre toca los cojones, pero yo digo: ¿de verdad hay que partir de cero para ser considerado un buen artista/músico/director/actor porno/carnicero, etc.? A parte de que considero esto algo cuasi imposible (la tabula rasa aplicada a la creación artística es algo que jamás de los jamases me creeré), es que sería nefasto no tener unos antecedentes, un comienzo, una base de la que partir. Es mi opinión, claro.

Por otro lado, que a Lucas le gusta el Oeste más que a mí dos huevos fritos es cosa innegable.

Evil Preacher dijo...

Borges partía de que la originalidad es imposible.
Originalidad como valor en nuestra cultura viene del romanticismo; antes, como en otras culturas, el valor de una obra literaria se apreciaba en relación con la tradición en la que se inscribía.
Esto desde el punto de vista de la creación; para los receptores, como hemos visto en otras ocasiones, lo que queremos es que nos cuenten otra vez la misma historia.

Anónimo dijo...

Me temo que la influencia del romanticismo en la creación (y creo que del mismo modo, en la recepción) del arte no está del todo comentado en el mundo bloguero, al menos que yo sepa. Preguntaré a mi novia, estudiante de Historia del Arte, acerca de su opinión del tema. Un día me comentó algo acerca del tema y creo que puede hacer una muy buena reflexión sobre ello...

Evil Preacher dijo...

Buena idea, quedamos a la espera: la verdad es que es un tema muy amplio. ya que nuestra idea contemporánea de arte es todavía muy romántica; así que ¡ánimo!

Illuminatus dijo...

A mí Lucas no me parece bueno. Su idea original fue transformada y pulida por los amigos con que se codeaba en tiempos y las segunda trilogía lo prueba de sobra (aparte de que deja entrever una mentalidad parafascista autoritaria y pseudomonarquicoide).

En cuanto a lo de la originalidad le voy a dar la razón. Creo que los elementos para contar una historia, en el fondo, son limitados, la interacción entre ellos es lo que forma la historia (es un argumento sobre la sinergía: las propiedades finales del producto no derivan de los elementos, sino de las relaciones entre ellos) y, en ese sentido, las historias no pueden ser nuevas sino reinterpretaciones de otras historias más antíguas vistas de otra forma. Claro que sólo es mi opinión.

Evil Preacher dijo...

No sólo la suya: adhiero.