sábado, 18 de abril de 2009

Ateología: definición

Hace unos meses, Alejandro, autor del blog Filosofía y café y parroquiano de esta casa, publicó un interesante post sobre la definición tradicional del término «teología», que aún pueden leer en la entrada correspondiente del diccionario de la Real Academia, es decir:

Ciencia que trata de Dios y de sus atributos y perfecciones

El post señala las incongruencias e inexactitudes de esta definición, por lo que no vamos a hacerlo aquí de nuevo, pero vamos no obstante a añadir algunas observaciones:
Los errores de esta definición proceden de dos malos hábitos típicos de muchos diccionarios: una fe excesiva en la etimología y la aplicación abusiva de fórmulas definitorias: como la ornitología es la ciencia que estudia los pájaros y la epidemiología las epidemias, se reproduce la fórmula sin más aplicándola al «théos». Si hubieran seguido el mismo método para la filología esta hubiera resultado ser la ciencia del amor. La traducción literal de los componentes latinos o griegos de las palabras cultas nos harían creer que los cinéfilos aman el movimiento o que los homófobos odian lo que es igual.

María Moliner enmienda la definición académica cambiando
«ciencia» por un más neutro «tratado sistemático» y «perfecciones» por un menos parcial «existencia y atributos», lo que da:

Tratado sistemático de la existencia y los atributos de Dios.

Si esta evita ya algunos de los problemas de la precedente, conviene, más que remendar la tradicional, escribir una definición de nueva planta: la que propone el prestigioso diccionario francés Le Petit Robert, que traducimos literalmente, hila más fino aún:

Estudio de las cuestiones religiosas fundado principalmente sobre los textos sagrados, los dogmas y la tradición.

Alegoría de la teología
Alegoría de la teología, por Rafael

Efectivamente, la teología no habla únicamente de Dios, sino también de otras cuestiones, como el pecado, la libertad y, según las épocas, incluso de cuestiones hoy relegadas a la geografía, la zoología o la astronomía, por ejemplo. A demás deja claro su naturaleza acientífica al señalar sus fuentes, que la distinguen también de aproximaciones antropológicas, psicoanalíticas, etc. Osamos nuestra propia definición, que, si no sorprenderá a los parroquianos habituales, ya que se alude a ella en numerosas entradas anteriores, no está de más explicitarla aquí:

Género literario especulativo que pretende salvar las incongruencias e inverosimilitudes en las que incurren los textos sagrados y la teología precedente, especialmente en las religiones monoteístas.

Las incoherencias en las tradiciones y ciclos narrativos son un importante estímulo para la creación y la interpretación y los monoteísmos son ricos en ellas, tanto internas, debido a las fuentes dispares de sus tradiciones, textos y dogmas, como en relación con el mundo real, al proponer una visión fantástica del mundo. El fenómeno se observa en ciclos legendarios como el del rey Arturo o en Robin Hood e incluso, como hemos comentado aquí con frecuencia, en personajes tan modernos como Sherlock Holmes (en particular aquí y aquí). Nos hemos interesado también en el caso de la tradición cristiana, los ejemplos son innumerables y esperamos poder tratar más en el futuro; por citar algunos:
El discurso dirigido a los pobres, necesario en el contexto
mesiánico milenarista de la Palestina del s. I , entraba en en contradicción con la riqueza de la posterior Iglesia constantiniana, provocando corrientes a finales de la Edad Media como los espirituales o los valdenses. Las leyendas milenaristas y la tradición apocalíptica judía se sincretizó en el cristianismo con la escatología particular, entrando en abierta contradicción, lo que generó en teología la escatología intermedia. La teología de los movimientos cristianos del desierto, muy activos en la palestina entre el s. II a.E.C. y el s. II d.E.C. (naasenos, nazarenos, etc.) se basaba en la figura de un cristo angélico, lo que entró en contradicción con los ungidos militares de carne y hueso al sincretizar con los movimientos militares urbanos (zelotes, etc.) esto produjo las más prolíficas controversias de la cristiandad, la cristología, que se extendieron hasta el s. IV y más allá. Y así, un largo ectétera que abarca toda la literatura teológica.

Detectores de Dios comercializados por Yo God

A diferencia de otros tipos de ensayo
, es un género únicamente especulativo, como la metafísica. En ese amplio y noble sentido se usa el término «literario», evadiendo la cuestión de si se trata de literatura de ficción o no, tal como proponía Borges en su famosa frase:

La teología es un género de la literatura fantástica

ya que la adscripción a la fantasía no depende de si el objeto tratado es real o ilusorio (¿no son acaso auténticos ensayos los dedicados al flogisto?) ni de las creencias particulares del escritor, ni si de éste escribe de buena o mala fe. Teniendo esto en cuenta, la teología no difiere en nada de la ateología.


Letra capitular montada sobre una imagen de The Brick Testament, la Biblia en Lego.

11 comentarios:

Illuminatus dijo...

En cierto modo, la figura de Arturo es el mejor referente para entender la figura de Jesucristo, ya que se trataría de una persona histórica real, según la mayoría de hipótesis un alto oficial de origen Britano-romano, que salió a relucir en un contesto histórico concreto (la marcha de las legiones romanas al continente y las incursiones e invansiones nor-germánicas de las islas británicas) en el que la historia registrada se difuminó, o incluso suspendió, por obra de los conflictos entre los pueblos.

En el caso de Jesucristo, por otra parte, no existían esos conflictos de la misma forma (el Imperio aún duró otros buenos trescientos años, por lo menos) pero si generó colectivos de alta conflictividad social (los cristianos de toda estirpe) y varias tradiciones diferentes que adaptaron la historia real según sus conveniencias y según quién la transmitiese (las diferentes versiones heredadas de según quién presenciase los hechos o los transcribiese y en qué lengua).

La forma "cristalizada" (y ni aún así) de la doctrina cristiana sólo se produce, efectivamente, a partir del Concilio de Nicea y la iglesia constantiniana pero aún así circularon todos esos cultos diversos no sólo readaptando herejías y tradiciones prohibidas sino por la reinterpretación de las viejas ideas de nuevo (muchas veces culpa de los misioneros que introducían el cristianismo en nuevos territorios y lo sincretizaban, para mejorar la absorción por los locales).

Por cierto, sobre las invasiones británicas hay un buen juego de mesa/guerra facilmente disponible, el Britannia, que ayuda a comprender bastante bien los procesos de migraciones bárbaras en la alta Edad Media.
http://www.boardgamegeek.com/boardgame/240

padawan dijo...

Muy interesantes tanto el artículo como el comentario de Illuminatus. Hay que seguir insistiendo en quitar la palabra ciencia de los alrededores de la palabra teología, salvo para recalcar que esta no es en absoluto una ciencia.

Chichipio dijo...

Y para la RAE la escatología es la ciencia que estudia que cosa? :S

Valentín VN dijo...

No pasa nada por añadir el aspecto de ciencia, que suele emplearse como una disciplina de investigación.

Lo malo es caer en el error de pensar que la ciencia va a dar algún día con una verdad certera. Eso es positivismo y está ya muy pasado de moda.

Malena dijo...

Teniendo esto en cuenta, la teología no difiere en nada de la ateología... salvo que los ateólogos son muchisimo más lindos, claro está.

Dark_Packer dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Dark_Packer dijo...

Predicador malvado dijo: ya que la adscripción a la fantasía no depende de si el objeto tratado es real o ilusorio (¿no son acaso auténticos ensayos los dedicados al flogisto?) ni de las creencias particulares del escritor, ni si de éste escribe de buena o mala fe. Teniendo esto en cuenta, la teología no difiere en nada de la ateología.

Respondo: Supongo que la adscipición al género fantástico depende de la intención con que es tratado el objeto de estudio: si es tratado como un objeto real (el caso de la teología) entonces no es literatura fantástica, pero si es tratado como un objeto irreal, entonces tenemos que sí es literatura fantástica. Por lo tanto tenemos que la teología es "literatura especulativa no-fantástica" y la ateología "literatura especulativa fantástica". Por lo tanto, yo diría que hay una gran diferencia.

En el caso del flogisto, o de otras sustancias que la ciencia pueda estudiar como posibles explicaciones reales (p.ej. la materia oscura), el hecho de que se demuestre posteriormente que tal sustancia no era real no convierte la especulación previa sobre el flogisto en fantástica.

Pero si se considera la ateología desde el punto de vista del estudio de los procesos subjetivos y sociales que se producen en las religiones, entonces no puede considerarse como "literatura especulativa fantástica".

Tengo algunos reparos con el uso restrictivo que se da a la palabra "ciencia", pues, por esa regla de tres la filosofía no podría considerarse como ciencia. Tengo un artículo donde, partiendo de Bunge, intento incluir la ontología dentro de la categoría de "ciencia": La ontología: ¿ciencia formal o ciencia fáctica?
Malena dijo: ...salvo que los ateólogos son muchisimo más lindos, claro está.

Respondo: Se dice que "el amor es ciego"... los filtros psicológicos con que miramos físicamente entran en acción (es difícil considerar linda a gente que consideres fanática, ignorante, alienada, etc).

Atilio dijo...

DArk dijo:

"... los filtros psicológicos con que miramos físicamente entran en acción (es difícil considerar linda a gente que consideres fanática, ignorante, alienada, etc)".

Intrigante. Parecería entonces que teresa de Calcuta y el papa actual se deben ver como bellezas despampanantes para los católicos, probando su evidente sensatez y objetividad.

Atilio dijo...

A TODOS LOS LECTORES Y COMENTARISTAS:

EVIL me acaba de llamar por teléfono informando que tiene problemas con su ordenador desde hace algunos días y que, si bien ayuda está en camino, llevarás todavía un poco de tiempo. Contestará los comentarios en cuanto pueda (por lo que me dijo diría un par de días).
Se disculpa y los saluda a todos.

Evil Preacher dijo...

Ya estoy de vuelta: gracias a todos por seguir aquí en estos días que la parroquia ha estado dejada de la mano de Dios. El pasado día 15 de abril me quedé sin el disco duro donde se alojaba el sistema operativo y, a causa de un viaje que me ha tenido lejos de del redil, no he podido instalar otro disco y otro sistema operativo hasta ayer a altas horas. Gracias, Atilio, por transmitir el mensaje.

Comulgo con tu opinión, Illuminatus, Arturo es un ejemplo excelente: como Jesús, es un personaje que quizá sea histórico, en el que se sincretizan tradiciones anteriores (celtas) y posteriores y que los reyes de Inglaterra han usado para legitimarse y, sobre todo, que lo único sabemos de su auténtica biografía es que, sin duda, no tuvo nada que ver con la tradición literaria que se generó sobre el personaje, tal como ocurre con los evangelios, hechos de los apóstoles, etc. También representa un ideal inalcanzable, pero al que es nuestro deber intentar llegar como caballeros, pero que solo se realizará plenamente con su segunda venida, tras su regreso del más allá feérico de Avalón.
A demás, la narrativa de tradición oral tiende a repetir versiones con variantes de la misma historia y el ciclo artúrico comparte episodios con el crístico; por ejemplo, la matanza de los inocentes, entre los cuales sólo sobrevive el niño que era el objetivo legítimo de la masacre, por ser aquel que podía reclamar el trono, tiene su paralelo cuando Arturo hace embarcar a todos los niños nacidos el 1 de mayo, porque según la profecía uno de ellos iba a matarlo: el barco naufragó y el único superviviente fue, por supuesto, Mordred.

Muy bueno, Chichipio XD Hay que aclarar que tu chiste hace alusión a la "escatología" que procede de σκατός, excremento y no al la palabra "escatología" que procede de ἔσχατος, último, y que ha confluido con la anterior en una simpática homofonía. También hay que aclarar que el chiste es superado por la realidad, ya que la RAE define, efectivamente esa escatología como ¡"Tratado de cosas excrementicias"! (los signos de exclamación son míos).

Valentín y Dark rompen una lanza en favor de lo científico de la teología, pero no porque opinen que ésta siga el método científico, sino porque apoyan el uso amplio de la palabra "ciencia". Yo, evidentemente, soy de la opinión de Padawan, no por ateo, sino por aficionado a la lexicografía: las definiciones de los diccionarios han de ser precisas y evitar en lo posible el uso lato del lenguaje: evidentemente la filosofía no es una ciencia.

Gracias, Malena; me tomé tu comentario como un halago a mi persona y me puse muy contento, si bien las precisiones posteriores de Atilio y Dark me hicieron notar que el referente de la comparación era Benedetto XVI, por lo que mi entusiasmo se entibió un punto.

Dark, efectivamente, teniendo en cuenta los puntos que menciono la teología y la ateología no difieren en nada, pero, como sospechas, hay otros criterios que las diferencian, no obstante, el que tú mencionas, la intención del autor, no es aceptable, salvo en una conversación informal o una especulación lúdica (de hecho, voy a usarlo yo mismo en un proyectado post sobre los clásicos). Estamos ante una cuestión genérica, la distinción entre el ensayo y el ensayo de ficción: en teoría de la literatura se intenta, desde hace tiempo, prescindir de elementos externos al texto; biográficos, situación sociocultural del autor, etc. que sólo se usarán a posteriori y, como dice Óscar Tacca en Las voces de la novla, "con criterio selectivo y vigilante", quedando excluídas de cuestiones genéricas como la que nos ocupa. En particular la opinión del autor es especialmente peligrosa ya que, como dice Kurt Spang en Géneros literarios: "Introducir el concepto de la intencionalidad no resulta siempre muy operativo ni coherente, dado que en no pocos textos, ni nos consta, ni existe la posibilidad de averiguarla. Sin embargo, por lo menos en algunos casos se nos revela poco problemático, detectar una intención no literaria. [...] Estoy convencido de que en sus diálogos Platón no quiso hacer literatura en el sentido que aplicamos aquí y ahora al concepto; tampoco quiso hacerla fray Luis de León al escribir Los nombres de Cristo, ni Santa Teresa al concebir su Castillo interior ni Ortega y Gasset al idear La deshumanización del arte".
Estimemos el caso de Agustín de Hipona; conocía los cálculos de los clásicos que demostraban la esfericidad de la Tierra y los refuta en bloque en un sermón, subgénero teológico divulgativo por excelencia: no pone en cuestión las mediciones ni cálculos, por lo que debería haberse convencido él mismo de su veracidad: entonces ¿por qué lo hace? ¿no los entendió? ¿sabía que la Tierra era redonda pero prefería difundir una mentira piadosa para que la gente no dudara de la Biblia para peligro de su alma? ¿Era un loco malvado que disfrutaba engañando a la gente? No podemos saberlo, pero el saberlo no nos ayudaría a la clasificación genérica de su obra, al igual que no nos ayuda saber que la Tierra sea plana o esférica.
Hasta ahora hemos examinado varios criterios que no nos valen para diferenciar la teología de la ateología: su objeto y la actitud del autor. Otro criterio, muy de moda desde Obra abierta de Umberto Eco (aunque ya Borges lo había prefigurado, como veremos aquí en breve) es la recepción del lector: así, disquisiciones sobre si los dioses son felices o no, o si viven en el Olimpo o no, como encontramos en los griegos, hoy no dudamos en clasificarlas dentro de la fantasía con toda la mitología, sólo a causa de nuestra percepción de los dioses griegos, mientras que, aún hoy en día, hay gente que considera más "serio" al dios de la Biblia. Pero no creo tampoco que en la recepción esté la madre del cordero: estoy trabajando en un criterio que distinguiría los ensayos de ficción y los ensayos, pero su exposición es excesivamente extensa para un blog (y no digamos para un comentario que ya es demasiado largo) por lo que me he decantado por la tesis doctoral para tratarlo; en todo caso avanzo aquí que pretende basarse en la estructura interna del texto, si bien no he conseguido excluir toda subjetividad, ya que es necesario interpretar el texto.

padawan dijo...

Estaba leyendo este artículo, y me pareció que puede añadir algo a esta discusión

http://clionauta.wordpress.com/2009/04/21/el-comunismo-como-religion-los-intelectuales-y-la-revolucion-de-octubre/

ya que se habla, no tanto de la teología, si no de una posible definición de la religión. Y es que siempre que hablamos de estos temas, lo hacemos desde un punto de vista muy marcado por el cristianismo, sin darnos cuenta de que esta no es una visión común a toda la humanidad